Duarte es «Vocación de Dominicanidad y caballero andante de la libertad”, como certeramente le conceptuó, Monseñor Roque Adames Rodríguez en un enjundioso ensayo sobre el Padre Fundador de la República Dominicana; su vida, sus ideas, su mentalidad, son manifestaciones de su profundo amor a la Patria.
Por lo cual hablar de Duarte es hablar de Patria, de pasión por la libertad, de una liturgia de los Derechos Humanos, de la soberanía y autodeterminación del Pueblo, de la vida como proyecto al servicio de ideales de libertad y de justicia, de alto humanitarismo, y en rigor, de redención Patria.(1)
Pero también es hablar de un pensador, coherente y sistemático, de “un genio filosófico y un tanto concentrado”, como lo consideró su amigo y compañero de la Trinitaria Félix María Delmonte. de un filósofo (2) constitucional de ideas claras y distintas, como quería René Descartes, en su Discurso del Método, de nobles y novadoras ideas, de ideas liberadoras de ataduras y de prisiones estructurales sociales, políticas y mentales.