POR JOSE ALEJANDRO MONTESINO
Aunque los indígenas taínos ya conocían piedras azules que usaban en amuletos, el “descubrimiento oficial” del larimar moderno ocurrió en 1974. Un artesano local, Miguel Méndez, y un sacerdote estadounidense, Norman Rilling, encontraron piedras azules en la playa de Barahona.
Miguel Méndez combinó el nombre de su hija Larissa con la palabra “mar” (por el color azul del mar) para bautizar la piedra como “Larimar”. Luego, al rastrear la fuente de las piedras, se descubrió que provenían de las montañas cercanas, no del mar como se pensaba inicialmente.
Proceso de trabajo del larimar para joyería:
– Extracción: Como te mencioné, los mineros sacan bloques de piedra bruta del interior de las minas.
– Selección: Se separan las piezas de mejor calidad (las que tienen colores más intensos y menos fracturas).
– Corte: Usan sierras especiales para cortar la piedra en placas más delgadas.
– Formado: Se moldean las piezas a mano o con máquinas, dándoles forma de cabujones (ovalados), cuentas, o figuras más elaboradas.
– Pulido: Se pule cuidadosamente para resaltar el brillo y la profundidad del color.
– Montaje: Finalmente, los artesanos montan el larimar en anillos, aretes, collares, pulseras, muchas veces combinándolo con plata, oro o cuero.
Barahona también tiene talleres donde trabajan estas joyas de forma artesanal, lo que da aún más valor cultural a cada pieza.