La República Dominicana tiene una serie de problemas pendientes de solucionar que le impiden avanzar hacia el desarrollo y al bienestar de la mayoría de ciudadanos de a pie, los Gua Gua Gua o “la gleba”, como decía Leo Hernández, la Pipigua, que son los que más requieren de una pronta solución a estos males que, por su naturaleza, y por la prioridad que le dan las autoridades a estos, nos motivan a ser pesimista frente a una posible solución.
Cada 4 años recibimos como un bálsamo de dopamina de parte de los candidatos principalmente presidenciales que gritan por los cuatro vientos tener la más eficaz y veloz solución a las principales necesidades que por décadas nos han acompañado, a sabiendas que no es cierto, que no cumplirán sus promesas; en algunos casos aunque quieran, se les hace imposible ya sea por intereses locales o foráneos que de alguna manera ejercen influencia para que persista el mal, que en ocasiones, les resulta rentable económicamente a quienes bloquean la solución.
“Nosotros vamos a disminuir en un 50% la criminalidad, es más, Giuliani me dijo que en un año estaba resuelto el tema de la inseguridad y yo le dije que no, que iba a decir en dos años” Esta fueron las palabras del actual presidente Luis Abinader, en su campaña del 2020, antes de llegar al poder, los resultados todos los conocemos.
“El tema de la haitianización; eso, nosotros con la Dirección de Migración usted puede estar seguro que aquí no va aparecer un inmigrante irregular en la República Dominicana; lo vamos a eliminar en el primer año” También, palabras del entonces candidato presidencial y que hoy nos gobierna. Sin cumplir su promesa como en otros casos.
Todos los presidentes que hemos tenido en los últimos 50 años han hecho las mismas promesas para luego terminar con el mismo incumplimiento, pareciera que van a la misma escuela con igual profesor y aprenden lo mismo; los que no aprendemos somos los que votamos en cada elección presidencial.