Miles de dominicanos se tienen que transportar a diario, en medio del gran caos que es el tránsito del Distrito Nacional. Ni el Metro de Santo Domingo, ni los corredores han logrado mejorar el servicio.
Lo más lamentable del transporte está en que la autoridad lucen con poco peso y efectividad para enfrentar a los choferes de carros del concho y de las guaguas.
Los llamados corredores pueden estar bien intencionados en su planificación, pero no resuelven el problema y son un nuevo dolor de cabeza.
Las muertes recientes en accidentes de tránsito indican a las claras que ese sistema colapsó, y que la política tiene su red de operabilidad, con la consigna sálvese el que pueda.
El Metro está laborando bien, pero en ls horas pico las autoridades no saben cómo encarar las responsabilidad y actúan con torpezas e improvisaciones.
El corredor era una forma de aligerar el transporte, pero no cumple con lo planificado. Se sacó a los carros de concho de las avenidas Tiradentes, Abraham Lincoln y Núñez de Caceres, y ahora todo sigue igual, con nuevos actores creadores de problemas.