Santo Domingo.-Para nadie debe ser un secreto la importancia capital que tiene una Cámara de Cuentas de cara a la transparencia y a la supervisión y fiscalización del uso eficiente de los recursos públicos, de ahí la necesidad de que la misma se fortalezca cada vez más en procura de que esté en las mejores condiciones de jugar su rol con los mayores estándares de calidad; esa debe ser la aspiración de todo ciudadano decente y realmente comprometido con las mejores causas de su país.
Es obvio que así sea, pues desde sus orígenes en 1844 en el caso de la República Dominicana esa fue su concepción, toda vez que se buscó que la misma se erigiera en “guardiana de los recursos públicos”; así fue consignado en nuestra primera Constitución, aunque aquella vez bajo la denominación de Consejo Administrativo, pero que igualmente dentro de sus funciones estaba la de “verificar las cuentas generales e informar de ello al Congreso Nacional”. Ha pasado por diversos estadios hasta llegar a la actual Ley 10-04 de la Cámara de Cuentas de la República Dominicana